lunes, 24 de febrero de 2014

PROFESIONALIDAD

Le dispararon. Pero la bala no llegaba, no llegaba. Harto de esperar fue al bar. Bebió. Fumó. Consultó nuevamente el horóscopo en el periódico. Sí, lo que había leído a primera hora de la mañana era correcto: “Hoy morirá de un disparo”. Pagó. Hizo la compra. La llevó a casa y puso ordenadamente cada cosa en su sitio. Volvió al punto de partida. Se colocó en el sitio exacto, en la misma posición. La bala llegó al fin pero sólo le rozó la manga de la chaqueta, sin riesgo alguno para su vida. Decepcionado retornó a su hogar y entre dientes maldijo: “¡Fíese ud de los horóscopos!”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario