martes, 25 de febrero de 2014

Intrusismo profesional

Un hombre picó a una serpiente. El reptil, retorciéndose de dolor, trató de succionar el veneno de la herida. Todo en vano: extenuada por el esfuerzo inútil de succión, nada pudo contra el salvaje ataque y murió. En los funerales, su viuda comentaba a sus allegados la mala suerte del finado: ¡ ir a tropezarse en medio del inmenso desierto precisamente con un humano… el más peligroso de los animales!.

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