Cada cosa a su tiempo…
Quiso un hombre morirse. Y como no se moría, anduvo y anduvo hasta
la casa de la Muerte. Y se apostó en la puerta. Y tocó el tiembre. Y
toco. Y tocó… Y él no se cansaba… pero el tipo cansaba… Hasta que con
visible muestras de malhumor se asomó la Muerte a la ventana, y mirando a
la calle le espetó: “¡Oye chaval! ¿por qué no te pegas un tiro y dejas
ya de joder?…. Dicho y hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario