lunes, 31 de marzo de 2014

Cada cosa a su tiempo…

Quiso un hombre morirse. Y como no se moría, anduvo y anduvo hasta la casa de la Muerte. Y se apostó en la puerta. Y tocó el tiembre. Y toco. Y tocó… Y él no se cansaba… pero el tipo cansaba… Hasta que con visible muestras de malhumor se asomó la Muerte a la ventana, y mirando a la calle le espetó: “¡Oye chaval! ¿por qué no te pegas un tiro y dejas ya de joder?…. Dicho y hecho.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario